Uno de los argumentos que el Gobierno de Castilla-La Mancha más ha destacado para evaluar la situación epidemiológica de la región durante el verano ha sido los 427 rastreadores y rastreadoras de la COVID-19 que están trabajando en el seguimiento de contagiados y contactos desde principios de mayo. Hasta el momento son 6.500 los casos de coronavirus que han detectado, motivo por el que la Junta ha decidido contratar a otros 130 en septiembre. Se irán distribuyendo por provincias según la evolución de la pandemia, pero de entrada, la mayoría de ellos se destinarán a la de Toledo, una de las más afectadas en la actualidad.
Según el consejero de Sanidad, Jesús Fernández Sanz, esto no significa que Castilla-La Mancha no vaya a pedir los rastreadores militares que ha ofrecido el Gobierno central. “Los pediremos si fuese necesario pero de momento hay otras regiones que los necesitan más”, ha subrayado sobre esta cuestión después de que la alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón, solicitara el pasado viernes un mayor número de rastreadores en las unidades de vigilancia epidemiológica de Toledo capital.
Además, ha remarcado que el Gobierno regional prefiere contratar a personal sanitario de las bolsas de trabajo de la Administración autonómica. “Son de aquí, conocen nuestra idiosincrasia, y además tenemos a rastreadores ya trabajando desde mayo y se puede hacer una formación de formadores. También hemos generado una expectativa de trabajo que queremos cumplir".
Por encima de lo recomendado por la OMS
En la actualidad, Castilla-La Mancha dispone de seis rastreadores por cada 100.000 habitantes, un número “por encima” del recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo que seguirá contando con sus propias plantillas de estos vigilantes “hasta que lo veamos necesario”.
Previamente, el consejero de Sanidad ha adelantado que hoy mismo se superarán en esta comunidad autónoma los 25.000 contagiados. Según ha detallado, Castilla-La Mancha es la décima región en incidencia acumulada de COVID-19, con 148 casos por cada 100.000 habitantes, por debajo de los 190 de media estatal. Las personas ingresadas en hospitales castellanomanchegos se acercan a las 200 y hay 23 ingresadas en UCI.
“Estamos teniendo datos diarios que en la mayoría de días superan los 400 positivos pero nuestra capacidad asistencial sigue dentro de los datos razonables. Sin embargo, no hay que fiarnos y debemos seguir manejando estas cifras con mucha prudencia”, ha añadido. Así, ha insistido en mantener y aumentar todos los dispositivos de salud pública, detección precoz y vigilancia epidemiológica, elementos “imprescindibles para no poner en riesgo la capacidad asistencial de nuestros hospitales”.