Mirada al pasado, distintas fuentes históricas, reflexión y proyección al futuro, son algunos de los elementos que el lector encontrará en el libro ‘Visitantes y residentes. Nuevas lógicas de convivencia para un turismo sostenible en Toledo’ (Toletum Revolutum). La obra, presentada este viernes en el Castillo de San Servando de la capital regional, pretende aportar “un granito de arena que genere debate y procesos participativos que nos permitan definir qué tipo de ciudad y modelo de turismo queremos”.
Así lo explicaba su autora, la antropóloga toledana Isabel Ralero Rojas, durante un acto retransmitido por streaming por Toledodiario.es y en el que también participaron la prologuista del libro, Mari Luz Comendador, y el concejal de Turismo en el Ayuntamiento y presidente de la Junta de Distrito del Casco, Francisco Rueda.
Moderados por el periodista Fidel Manjavacas, ponentes y público reflexionaron conjuntamente sobre ese modelo turístico y, en concreto, sobre la propuesta de Ralero quien afirmó que “no es que quiera que se haga”. “A los sitios hay que ir con propuestas y esta es la mía para que sea de utilidad para la ciudad en la que vivo y a la que amo”.
“El turismo no tendría por qué ser un problema”
Durante su intervención, la prologuista de ‘Visitantes y residentes’ no dudó en calificar el Casco Histórico de Toledo como “el barrio más bonito” de la ciudad en el que parece que vives en un pueblo. Se trataría de lo que denominamos pequeño municipio, con unos 11 mil habitantes censados “muy diferentes”, en el que el turismo juega un papel clave en la vida diaria. Así fue, por lo menos, hasta el inicio de la pandemia provocada por el coronavirus y el consecuente estado de alarma.
El parón de la movilidad y el cierre de fronteras hicieron que las mareas de turistas dejaran paso a un silencio sepulcral que ha derivado en el cierre de numerosos comercios y establecimientos hosteleros.
“Isabel se pregunta en el libro”, explicaba Comendador, “si existe algún estudio que diga cual es la repercusión económica del turismo en nuestras vidas económicas. Si es verdad que nos beneficia... ¿en qué se refleja en nuestro barrio, qué cosas se han conseguido en nuestro barrio a partir de los ingresos que traen los turistas?”. Y es que, en Amsterdam una investigación reveló “que la ciudad estaba invirtiendo más en los turistas que lo que los turistas dejaban en la ciudad”.
Desde su perspectiva de residente, la prologuista reconoce la importancia del sector y todo lo que conlleva. “Vivir en el casco es estupendo a pesar de los muchos problemas que tenemos. El turismo no tendría porque ser un problema. El turismo lo necesitamos y no hablo de Toledo, sino del mundo”. Sin embargo, lo que falla es que tiene “un enfoque al pasado”.
Según Comendador, la perspectiva turística que predomina en Toledo y concretamente en el Casco Histórico, se centra en su historia y no atiende las necesidades del presente. “Si nos empeñamos en que somos lo que eran nuestros abuelos nos estamos anclando en algo que ya no existe”. “Me gustaría que el Casco tuviera una política real que pensara en los vecinos”, apuntaba la prologuista quien aboga por crear nuevos espacios sociales en torno al río Tajo o para las personas más mayores. “Podría hacernos la vida más agradable” ya que “ser toledano” no es solo “salir en la procesión del Corpus” ya que hay nuevas identidades.
El conflicto de intereses: “No se valora lo que puede aportar el turismo más allá de lo económico”
El concejal de Turismo se convirtió en la representación de las instituciones públicas, mientras que Comendador compartió su perspectiva como ciudadana y Ralero analiza ambas desde la academia, recogiendo sus puntos y proponiendo soluciones en libros como su última obra. “Sin estar al 100% de acuerdo puedo suscribir todo lo que aparece”, reconocía Rueda quien aseguró que ‘Visitantes y residentes’ “pone sobre la mesa los mismos puntos” sobre los que el Ayuntamiento de Toledo está “pensando y reflexionando” junto al resto de actores relacionados con el sector turístico.
Con los primeros pasos de la “nueva normalidad” el consistorio se dio cita con actores turísticos como museos, iglesias, hosteleros, autobuses, Puy du Fou , asociaciones, colectivos y la Universidad, entre otros. “¿Qué son los vecinos al lado de la Iglesia o el Consorcio?”, se preguntaba Comendador durante la presentación y en respuesta a las explicaciones del concejal.
Tal y como explicaba esta vecina del Casco, parece que los residentes “son muy pocos votos en comparación”. Sin embargo Rueda asegura que “hay una cierta convergencia de ideas” y apuesta por continuar esta línea. “El turismo se recuperará con fuerza pero será diferente: habrá más turismo nacional, menos extrajnjero, más gente auto organizándose con apps y menos grupos. Tenemos que aprovechar este tiempo para converger todas las sensibilidades en turismo”.
Lejos de coincidir con esta perspectiva, Comendador compartía con los asistentes a la presentación sus dudas sobre la verdadera participación ciudadana a la hora de decidir qué es turístico, qué es lo que tiene valor en el Casco Histórico y “que es lo que a la gente le gustaría ver. ¿Qué participación tenemos los ciudadanos en la formación de esa idea?”. “Lo que me molesta es cómo hay una explotación intensiva de una actividad económica que anula la vida de los vecinos. No se acusa personalmente a esos turistas”.
Tal y como afirmaba la propia autora de ‘Visitantes y residentes’, actualmente, “no se valora lo que puede aportar el turismo más allá de lo económico cuando hay otras dimensiones que no se están trabajando”.
“¿Sabíais que Toledo antes de ser un parque de atracciones era una ciudad?”
Entre las vivencias recogidas por Isabel Ralero en su libro, encontramos la relatada por una guía turística durante una ruta en la que un vecino le dijo al grupo: “¿Sabíais que Toledo antes de ser un parque de atracciones era una ciudad?”.
Según la antropóloga, esta hostilidad creciente entre la población local “es fruto de no haber trabajado la relación entre turistas y residentes”. “Si hubiéramos trabajado esto, si se hubiera tenido en cuenta que en este espacio vive gente con necesidades” el sentido de barrio no se habría perdido ni el “sentido de sentirse invadido” habría crecido. “Me da miedo hablar en estos términos porque están muy relacionados con la xenofobia”, subrayaba Ralero.
Para romper con esta dinámica, la convivencia entre residentes y turistas debería basarse “en una lógica de cuidados” ya que sin “vida en el Casco no podemos fomentar un turismo sostenible”.
Esta vida fue precisamente lo que se perdió durante el estado de alarma y su consecuente confinamiento. “El haber visto la ciudad vacía, absolutamente vacía, nos ha llevado a reflexionar cómo queremos que vuelva a activarse”, aseguraba el concejal de Turismo. “La ciudad son sus usos, no son las piedras. Sus usos están cambiando: alguna vez fueron palacios y ahora queremos que sean otra cosa”, añadía Rueda quien reconoce que el Consistorio echa “en falta familias en el Casco, no tanto que sobren turistas”.
El alto precio de los alquileres, la escasez de comercios y negocios relacionados “con el día a día de los vecinos, la falta de zonas verdes, deportivas o para la tercera edad”, son algunas de las razones por las que Comendador justificó el bajo número de residentes. “Yo no creo, por ser polémico, que la culpa del despoblamiento del Casco sea imputable al turismo. Las primeras salidas masivas del casco son en los años 50 y es de gente humilde que sale a unas viviendas mejores”, añadía Rueda.
“El futuro del turismo es el futuro del Casco, no solo de una actividad económica o comercial”
Identificados los problemas, carencias y mejoras, de la actividad turística en Toledo, la prologuista lo tiene claro: si “el turismo trae ganancias pues que reviertan y que se vean en la ciudadanía”.
Desde las instituciones, y dentro de sus competencias, Rueda espera que “dentro de poco” la ciudad cuente con “mesas de trabajo” donde “converger qué hacer con un turismo cuyo futuro “es el futuro del Casco, no solo de una actividad económica o comercial”.
Y es que, aunque ‘Visitantes y residentes’ recoge soluciones para compatibilizar el turismo con la vida diaria, como “la reducción de participantes en grupos turísticos, el control de salidas de grupos o la creación de itinerarios diversos por otras zonas no explotadas en la ciudad”, Rueda lo ve “complicado”. “No se puede limitar la entrada” aseguraba mientras, en su opinión, se debe apostar por otro tipo de rutas, como las alternativas o las nocturnas. “Apoyamos todos los esfuerzos para diversificar” pero, según el concejal, en este contexto juega un papel fundamental la “especie de cataclismo” provocado por la pandemia.