Después de un 8M atípico, criminalizado y frío, el movimiento feminista no se para. A pesar de que en los medios no volvamos a ser noticia hasta el 25N o hasta que haya una desavenencia entre nosotras, seguimos estando y seguimos trabajando.
Sabemos que el 8M es una herramienta y no un fin, que nos sirve para visibilizar nuestras reivindicaciones y presionar para que se tengan en cuenta y formen parte de la agenda política. Por eso es importante entender la necesidad de un propósito y trabajo continuo y de parar solo para tomar aliento y seguir con la misma fuerza. Porque ha pasado el 8 de marzo y las condiciones materiales no han mejorado, seguimos siendo precarias en el mercado laboral y también una vez fuera de él al convertirnos en pensionistas. Ha pasado el 8 de marzo y seguimos estando fuera de los espacios donde se toman las decisiones que afectan a nuestras vidas y seguimos cuidando y manteniendo la vida queramos hacerlo o no porque la sociedad patriarcal ha decidido que es nuestra tarea y no una responsabilidad de toda la sociedad. Ha pasado el 8 de marzo y la legislación de extranjería condena a la subsistencia a muchas mujeres que dejan su país y a sus criaturas para cuidar a las nuestras, cuidar a nuestros mayores a veces en condiciones casi de esclavitud y para limpiar en nuestras casas. Ha pasado el 8 de marzo y nos siguen sexualizando y agrediendo, cosificando y violentando con la connivencia de la sociedad que continúa entendiendo la opresión y la desigualdad de género de forma sesgada y no estructural, que es lo más útil al sistema para blanquear y no cambiar los cimientos de raíz.
Nosotras lo tenemos muy claro: mientras una sola de nosotras no sea libre no lo seremos ninguna. Y esto supone entender la diversidad y las múltiples opresiones que nos atraviesan a todas, la raza, la clase, la discapacidad, la orientación sexoafectiva, identidad de género, la migración…No hay reivindicaciones de primera y de segunda dentro del movimiento feminista, todas necesitan ser abordadas sin dejar a ninguna mujer fuera.
Por eso continuamos en pie y en la lucha a pesar de todas las trabas, porque ya hay un trabajo hecho, porque muchas mujeres antes que nosotras dieron su vida y pusieron el cuerpo para conseguir que ahora estemos aquí. No empezamos de cero, no caigamos en esa trampa que siempre nos pone el patriarcado, aprovechemos lo conseguido por ellas, los consensos ya trabajados y debatidos para afianzar posiciones y seguir adelante porque los retos y los objetivos aún son muchos.
Se lo debemos a las que nos precedieron. Se lo debemos también a las que vendrán. Nos lo debemos también a nosotras mismas.
Las calles, los espacios de decisión, las instituciones, las organizaciones, también son nuestras, de TODAS. Somos conscientes de lo mucho que ha costado conseguir lo ya conquistado y no vamos a retroceder ni un solo milímetro aunque tengamos que enfrentarnos a un patriarcado feroz usando la situación sanitaria precisamente contra nosotras que en nuestra lucha feminista anteponemos la vida a todo. Somos conscientes de que la lucha que nos viene va a ser titánica. La cuarta ola nos enfrentamos a un gran reto que no nos da miedo porque estamos preparadas. Porque todas las que un día despertamos estamos unidas por una fuerza que hará que no caigamos. Porque las que despiertan cada día nos impulsan a seguir andando juntas este camino.
Hoy es 9 de marzo de 2021, comienza la Operación Dracarys 2022, no será fácil, pero estamos seguras de que unidas y trabajando contra ese enemigo común, al que todas tenemos bien identificado, todo va a salir feminista.
Artículo de opinión de Olvido Contento. Plataforma 8M Toledo